
Cómo afrontar las reuniones navideñas si te causan ansiedad
Navidad es una época de reencuentros y reuniones familiares y, aunque para muchos es un momento de enorme alegría y felicidad, para otros se convierte en días de auténtica pesadilla.
Para muchas personas volver al hogar y enfrentarse a la familia es una situación de enorme estrés y ansiedad porque no tienen buena relación, no se sienten apoyadas o no pueden ser ellas mismas y ven en estas fechas un pequeño infierno.
Así que, si este es tu caso y no tienes más remedio que asistir a las fiestas navideñas familiares, vamos a ver qué emociones y pensamientos podemos potenciar para que estos días resulten algo más llevaderos:
1. El estrés y la ansiedad son producto de muchos pensamientos que te vienen a la cabeza ante la idea de reunirte con tu familia o con algún miembro en concreto.
«Me agobiaré, no podré ser yo, seguro que discutimos, no me sentiré a gusto, nos pelearemos, me tratará mal, me harán sentir inútil»…
Seguramente estos pensamientos vienen de tus experiencias y es normal que te asalten estas ideas, pero predisponerte a lo peor no te aportará nada bueno.
Evidentemente, los demás no van a cambiar por arte de magia, pero tú sí puedes cambiar de actitud para que la estancia te resulte menos estresante.
Acepta que son como son y que, en realidad, aunque te parezca mentira, no va en contra de ti. Una familia sobreprotectora asfixia a sus miembros, una familia inflexible coarta la libertad, una familia despegada parece que pase de todo, una familia déspota te vuelve inseguro…
No siempre las personas saben dar un amor positivo. La ignorancia, la educación, un entorno hostil o poco emotivo pueden hacer que familias enteras promuevan un ambiente tenso, negativo o estresante.
2. Dedica tu energía a los miembros con los que compartas más afinidad y disfruta de ellos. Al final, tampoco es justo pagar con unos lo que te han hecho otros.
3. Limita el tiempo de estancia lo máximo posible. Si has de pasar una semana en casa aprovecha para quedar con amigos, salir de paseo o ir de compras y, si solo has de asistir a las comidas y cenas, llega a la hora y vete lo más pronto posible.
Podría decirte que te quedaras y enfrentaras la situación o que intentaras ser tú mismo para ver qué sucede, pero para probar estas actitudes primero te aconsejo que vayas a ver a un psicólogo y ya practicarás el año que viene.
4. Si hay alguna posibilidad de acercar posturas, no dejes de hacerlo por orgullo o por venganza.
A veces, se presenta la oportunidad de arreglar situaciones, pero por rencor no lo permitimos. Nada cambiará el pasado ni cómo te has sentido, pero si hay alguna opción de mejorar las cosas recuerda que te queda mucha vida por delante y el futuro puede ser mucho mejor.
5. Familias o ambientes extremadamente tóxicos.
La familia no se elige y te toca lo que te toca y, por desgracia, a veces tocan familias verdaderamente tóxicas. No estás obligado a estar donde no quieres estar. Tú decides y tú eliges si quieres compartir esos momentos con esas personas (no todo el mundo entiende que alguien necesite alejarse de su familia, pero es que no todo el mundo tiene la desgracia de ir a parar a hogares destructivos).
Alejarse de la familia no es una experiencia fácil de asumir, así que aquí también te aconsejo que antes de tomar una decisión consultes con un psicólogo para que pueda orientarte.
La verdad es que nada de lo que te diga hará que te sientas mejor, porque solo uno sabe el calvario que supone ir a un sitio que te hace daño. Es duro, triste y agotador enfrentarte a todo eso, pero has de saber que las personas somos más fuertes de lo que creemos y aunque la familia condiciona nuestra vida, no tiene por qué limitarla.
Respira hondo, traga saliva y pon una sonrisa porque son solo unos días y luego volverás a tu vida normal y tranquila. No es lo ideal ni es lo utópico, pero la vida no siempre es de color de rosa, todos lo sabemos. Así que, a pesar de los obstáculos, a pesar de que no merezcas lo que te sucede, recuerda que, aunque no todo, muchas cosas están en tu mano. Busca todo aquello que puedas cambiar y dedica el resto del año a trabajar en la persona más importante del mundo, tú mismo.
Vani G. Leal, Psicóloga.
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