
Lista de propósitos, ¿sirve para algo?
¿Cuántas veces hacemos una lista de propósitos? Año nuevo, después de verano, en nuestro cumpleaños… Hay fechas en que proponerse cambios es algo casi inevitable.
Pero te diré un secreto, la mayoría de veces, no sirve de nada. ¿Por qué? Pues porque olvidamos que las viejas costumbres no cambian de la noche a la mañana.
Así que, si quieres que tu lista funcione, veamos las cosas que debemos tener en cuenta para que por una vez sirva de algo:
1-¿Una lista de propósitos? Seamos sensatos y empecemos con uno, un solo propósito.
¿Cuál? Pues eso solo lo conoces tú. Seguro que sabes exactamente qué es lo que necesitas cambiar de ti o de tu vida para que las cosas te vayan un poco mejor.
- Hacer dieta, ejercicio, comer sano…
- Empezar una relación o romper la que tienes
- Dejar de llamar o atreverte a llamar
- Buscar una afición o buscar tiempo para encontrar una afición
- Aprender a decir lo que piensas o a decir no
- Dejar de mirar el móvil
- Superar una ruptura
- Cambiar de trabajo o ponerte de una vez a buscar uno
- Estudiar o terminar lo que un día empezaste
Cada persona necesita focalizar en su propio propósito y ponerse manos a la obra.
2– En vez de hacer una lista de propósitos, haz una lista de estrategias.
Una vez has elegido el único e inimitable cambio en tu vida, es hora de hacer una lista, pero no de objetivos ni metas, sino de estrategias para conseguir el propósito elegido.
Quizás creas que con desearlo mucho ya lo vas a conseguir pero, no te equivoques, desearlo es el principio, pero después del deseo viene el trabajo, la constancia y la voluntad, y eso no es tan sencillo.
Y, por eso mismo, porque no es tan sencillo, has de estar preparado para todos los obstáculos que te puedan surgir, sobre todo los obstáculos internos y propios como las excusas y los autoengaños.
Planea al detalle qué hábitos, pensamientos, acciones, comportamientos son los que has de cambiar. Planea qué días, qué horas, qué momentos, cómo cambiarlos, qué hacer si no hay resultados, cuando se han de ver los resultados…
Organiza al detalle como llevarás a cabo el cambio y no dejes nada al azar, a la suerte o al destino.
3– Para cambiar las cosas has de ser más consciente de lo que ya sabes en el fondo, pero intentas eludir por miedo o inseguridad.
- Si quieres bajar de peso pero eludes tu ansiedad, va a ser doblemente difícil conseguir tu meta.
- Si quieres romper una relación pero eludes tu dependencia…
- Si quieres decir lo que piensas pero eludes tu miedo al qué dirán…
Si quieres un resultado diferente al que has obtenido hasta ahora tendrás que trabajar en una dirección algo más profunda y atacar directamente a la fuente (no olvides que la mayoría de veces son nuestros miedos los que impiden que consigamos nuestros propósitos).
Lo importante no es rebajar los 10 kilos que sobran, que también, lo importante es que planees bien el control de la ansiedad que te llevará a comer menos (con deporte, por ejemplo).
Lo importante no es que consigas decir lo que piensas, que también, lo importante es que aprendas a controlar los pensamientos que te impiden decir lo que piensas (con pensamientos alternativos, por ejemplo).
Lo importante no es que consigas dejar a tu pareja, que también, lo importante es que adquieras seguridad y trabajes la independencia (con proyectos o aficiones individuales, por ejemplo).
4– Recaer en viejos hábitos no significa fracasar, significa que hay que cambiar de estrategia.
Saltarse la dieta, hacer la llamada que no debías, no decir lo que piensas, dejar de ir al gimnasio…
Un día no pasa nada, pero cuando un día sigue a otro y a otro es hora de parar y reflexionar otra vez.
Las malas costumbres picarán a tu puerta tarde o temprano y será el momento de reforzar el trabajo o de cambiar de estrategia. Si recaes en viejos hábitos es porque algo estás pasando por alto o no estás teniendo en cuenta. Así que, revisa, reflexiona y, si no das con una nueva estrategia, pide ayuda.
Cambiar algo de ti o de tu vida de forma consciente es un acto difícil, a veces muy difícil, así que no saques a pasear el orgullo, la dignidad o la vergüenza y pide ayuda (los psicólogos/as estamos para eso, para ayudarte con los cambios).
5– Dale voz a tu propósito.
Darle voz significa hablar de ello. Habla de lo que quieres conseguir, de tus miedos, de tus obstáculos, de las estrategias que quieres utilizar…
Es normal sentirse incómodo hablando de tus propias dificultades, pero no pasa nada, es una emoción totalmente soportable, así que no te escondas y grita a diestro y siniestro la batalla contigo mismo.
Si hablas de algo lo haces real, para ti y para los demás, y no te será tan sencillo obviarlo, disimularlo o eludirlo y además te darás cuenta de que al igual que tú, los demás también libran sus batallas y entre todas las experiencias y estrategias que escuches, algunas pueden servirte a ti también.
Y ahora te toca a ti. ¿Has elegido el propósito? ¿Has organizado la estrategia? ¿Tienes alternativas a la estrategia? ¿Has hablado de tu estrategia con alguien? Pues es hora de comenzar.
¡A por ello!
Vani G. Leal, Psicóloga.
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